viernes, 21 de agosto de 2015

¡LAS OPORTUNIDADES PARA SER "ACTIVO" EN "LA ESCUELA"!

¡Hola nuevamente, queridos amigos! Como ya hemos citado con anterioridad en otros momentos desde "Move It", el que los niños aprendan a llevar a cabo un estilo de vida activo durante sus vidas a corto y largo plazo, es una importante misión a conseguir que reside en manos de diversos colectivos; siendo uno de los mas importantes en este sentido los maestros y docentes, a causa de la cantidad de tiempo que el niño pasa al día en la escuela; un lugar de aprendizaje, socialización y nuevos descubrimientos para los pequeños; cuyas vivencias proporcionadas en esta, perduran a lo largo de toda su vida... Y precisamente por este motivo, la escuela es el lugar ideal para promocionar una actitud activa y de hábitos saludables a adquirir por nuestros alumnos ante su día a día; proporcionando las oportunidades precisas a los niños/as, para que sean activos en la escuela; como sugieren las pautas o intervenciones sencillas recogidas en el "Programa Perseo (www.perseo.aesan.msps.es)", para una escuela activa y saludable; que comentaremos a continuación de forma extendida:

No obstante y aunque a menudo se señala que la escuela debería generar hábitos saludables, lo cierto es que a menudo la escuela no proporciona las condiciones para que esto ocurra. “Los hábitos se crean por la acción y por tanto la escuela debe dar oportunidades para la acción”. Un hábito no es más que una conducta aprendida que se repite frecuentemente, hasta llegar un momento en que su realización está poco controlada de forma consciente y se repite de manera casi automática. 

Centrándonos en los hábitos de actividad física, para poder generar un hábito es necesario que existan las oportunidades (temporales, sociales y ambientales/materiales) como aquello que permiten que la conducta de actividad se pueda desarrollar, los estímulos entendidos como aquello que incita que la conducta de actividad se inicie (referidos por ejemplo a presencias de oportunidades para hacer algo), y los incentivos necesarios para que la conducta se repita frecuentemente e identificados como una consecuencia de la conducta que refuerza que la conducta de actividad se desarrolle. Por tanto, una “Escuela Activa” debe estar llena de oportunidades, estímulos e incentivos para que niños y niñas sean activos. Por otro lado, algunas conductas necesitan determinado grado de habilidad y capacidad para que se produzcan. La repetición frecuente (el hábito), desarrolla la capacidad y esto a la vez refuerza la continuidad de la conducta en el futuro. Por otro lado, la habilidad genera sensaciones de disfrute que es un fuerte reforzador de la conducta. Además, el desarrollo de capacidad física, disminuye las sensaciones de fatiga, que son un fuerte inhibidor de las conductas activas.

Cada centro y en consecuencia de factores variados como pueden ser las instalaciones que posee, distribución de espacios, el mobiliario o los materiales; puede favorecer en sentido positivo o no, el origen de estas oportunidades que puedan propiciar la afianciación de oportunidades en forma de hábitos; no obstante y previamente para eso, debemos hacernos una serie de cuestiones necesarias con el objeto de valorar un conjunto de aspectos para conocer las posibilidades de acción que nos proporciona nuestro centro, y a continuación poder tomar decisiones y avanzar en el futuro, proponiendo objetivos a corto, medio y largo plazo. Estas preguntas son: ¿Cómo es la situación de mi centro?, ¿Cuáles son las oportunidades de mi centro?, ¿Dónde se encuentran las mayores carencias?, y ¿Por dónde empezar a mejorar?

Para dar respuesta a estas preguntas, existen diversos medíos; pero una de las que aconsejamos desde aquí es la recogida de datos mediante la realización de sondeos o cuestionarios/encuestas a colectivos concretos pertenecientes a la población escolar, como pueden ser los escolares (escolares suficiente o insuficientemente activos, escolares inactivos motivados o amotivados a ser activos, escolares en situación de riesgo para su salud por su inactividad y desarrollar trastornos metabólicos), familias de los mismos (padres y madres como reguladores de la conducta infantil), y docentes o trabajadores del centro educativo (o cualquier colectivo del contexto escolar que creamos que puede aportar un poco de luz sobre la investigación a realizar); para después elaborar gráficas y analizar los resultados obtenidos sobre la realidad del centro. Estos determinados grupos de población con unas características concretas sobre los que resulta de interés realizar una recogida de datos e intervención de promoción de la salud (previa identificación de los mismos por medio de cuestionarios o entrevistas grupales, por ejemplo), serán conocidos como Grupos Diana”.

Un ejemplo de la propuesta citada de investigación, podría ser el que  a continuación se muestra en la siguiente imagen; sobre los hábitos de práctica deportiva de los escolares españoles en el año 2009, referido a las horas semanales que dedican a tal fin; y el medio habitual que usan a la hora de ir al colegio:



(Agradecemos la imagen propuesta a "ods-ciberesp.org")


Por último y para concluir este apartado; señalaremos que algunas de las iniciativas o estrategias de interés a llevar a cabo, para que los chicos y chicas sean más activos y activas en la escuela; serán las siguientes:


A. Sensibilizar a las familias y el profesorado de la importancia de que niños y niñas sean suficientemente activos a diario por los efectos beneficiosos de la actividad física sobre su salud y su desarrollo, de forma que estos adultos reaccionen positivamente hacia la actividad física de niños y niñas.

B. Ampliar horarios en que los espacios deportivos puedan ser utilizados al finalizar las actividades escolares o durante los fines de semana. El coste de las instalaciones y sus equipamientos deportivos suele ser alto por lo que se debería buscar la mayor rentabilidad de uso posible.

C. Promover el transporte activo al centro caminando, en bicicleta etc., eliminando aquellas barreras que lo dificultan (por ejemplo, la necesidad de transportar pesadas mochilas o la ausencia de aparcamientos para bicicletas).

D. Fomentar durante el recreo y el horario de comedor las actividades físicas, y así mismo facilitar el uso de las instalaciones deportivas de interior (gimnasio, pistas polideportivas cubiertas) también durante estos periodos de tiempo.

E. Promover un programa de actividades complementarias dentro de la programación orientadas al fomento de la actividad física.

F. Promover un programa de actividades físicas extraescolares que dé oportunidades a todos los escolares (incluidas las chicas, los escolares menos habilidosos y los que poseen algún tipo de discapacidad).

G. Restringir las actividades sedentarias que los escolares pueden realizar en el tiempo que permanecen en el colegio es una forma indirecta pero que se ha mostrado efectiva para incrementar la actividad física. No permitir el uso de los juegos electrónicos y videojuegos mientras niños y niñas permanecen en la escuela tiene también efectos sobre los niveles de actividad.


De este modo y de acuerdo a todo lo comentado; para despedirnos hoy, deseamos dejaros contestándoos a vosotros mismos a una importante cuestión sobre la cual creemos que todo docente debería reflexionar hoy día, por el bien de sus alumnos...


¿CONSIDERÁIS VUESTRO CENTRO ESCOLAR, UNA "ESCUELA ACTIVA"?

¡ESPERAMOS VUESTRAS RESPUESTAS, ESTIMADOS AMIGOS!


¡UN  FUERTE ABRAZO!


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