¡Hola nuevamente, queridos amigos! Como ya hemos citado con anterioridad en otros momentos desde "Move It", el que los niños aprendan a llevar a cabo un estilo de vida activo durante sus vidas a corto y largo plazo, es una importante misión a conseguir que reside en manos de diversos colectivos; siendo uno de los mas importantes en este sentido los maestros y docentes, a causa de la cantidad de tiempo que el niño pasa al día en la escuela; un lugar de aprendizaje, socialización y nuevos descubrimientos para los pequeños; cuyas vivencias proporcionadas en esta, perduran a lo largo de toda su vida... Y precisamente por este motivo, la escuela es el lugar ideal para promocionar una actitud activa y de hábitos saludables a adquirir por nuestros alumnos ante su día a día; proporcionando las oportunidades precisas a los niños/as, para que sean activos en la escuela; como sugieren las pautas o intervenciones sencillas recogidas en el "Programa Perseo (www.perseo.aesan.msps.es)", para una escuela activa y saludable; que comentaremos a continuación de forma extendida:
No obstante y aunque a menudo se señala que la escuela debería generar
hábitos saludables, lo cierto es que a menudo la escuela no proporciona
las condiciones para que esto ocurra. “Los hábitos se crean por la acción
y por tanto la escuela debe dar oportunidades para la acción”. Un hábito
no es más que una conducta aprendida que se repite frecuentemente, hasta llegar
un momento en que su realización está poco controlada de forma consciente y se
repite de manera casi automática.
Centrándonos en los hábitos de actividad
física, para poder generar un hábito es necesario que existan las oportunidades
(temporales, sociales y ambientales/materiales) como aquello que permiten
que la conducta de actividad se pueda desarrollar, los estímulos entendidos
como aquello que incita que la conducta de actividad se inicie (referidos por
ejemplo a presencias de oportunidades para hacer algo), y los incentivos
necesarios para que la conducta se repita frecuentemente e identificados como una consecuencia de la conducta que refuerza
que la conducta de actividad se desarrolle. Por tanto, una “Escuela Activa” debe estar llena de
oportunidades, estímulos e incentivos para que niños y niñas sean activos. Por
otro lado, algunas conductas necesitan determinado grado de habilidad y
capacidad para que se produzcan. La repetición frecuente (el hábito),
desarrolla la capacidad y esto a la vez refuerza la continuidad de la conducta
en el futuro. Por otro lado, la habilidad genera sensaciones de disfrute que es
un fuerte reforzador de la conducta. Además, el desarrollo de capacidad física,
disminuye las sensaciones de fatiga, que son un fuerte inhibidor de las
conductas activas.
Cada centro y en consecuencia de factores variados como
pueden ser las instalaciones que posee, distribución de espacios, el mobiliario
o los materiales; puede favorecer en sentido positivo o no, el origen de estas
oportunidades que puedan propiciar la afianciación de oportunidades en forma de
hábitos; no obstante y previamente para eso, debemos hacernos una serie de
cuestiones necesarias con el objeto de valorar un conjunto de aspectos para conocer
las posibilidades de acción que nos proporciona nuestro centro, y a
continuación poder tomar decisiones y avanzar en el futuro, proponiendo
objetivos a corto, medio y largo plazo. Estas preguntas son: ¿Cómo es la situación de mi centro?, ¿Cuáles son las oportunidades de mi centro?, ¿Dónde se encuentran las mayores carencias?, y ¿Por dónde empezar a mejorar?
Para dar respuesta a estas preguntas, existen diversos
medíos; pero una de las que aconsejamos desde aquí es la recogida de datos
mediante la realización de sondeos o cuestionarios/encuestas a colectivos
concretos pertenecientes a la población escolar, como pueden ser los escolares
(escolares suficiente o insuficientemente activos, escolares inactivos
motivados o amotivados a ser activos, escolares en situación de riesgo para su
salud por su inactividad y desarrollar trastornos metabólicos), familias de los
mismos (padres y madres como reguladores de la conducta infantil), y docentes o
trabajadores del centro educativo (o cualquier colectivo del contexto escolar que
creamos que puede aportar un poco de luz sobre la investigación a realizar);
para después elaborar gráficas y analizar los resultados obtenidos sobre la
realidad del centro. Estos determinados grupos de población con unas características
concretas sobre los que resulta de interés realizar una recogida de datos e intervención
de promoción de la salud (previa identificación de los mismos por medio de
cuestionarios o entrevistas grupales, por ejemplo), serán conocidos como “Grupos Diana”.
Un ejemplo de la propuesta citada de investigación,
podría ser el que a continuación se muestra en la siguiente imagen; sobre los hábitos de práctica deportiva de los escolares españoles
en el año 2009, referido a las horas semanales que dedican a tal fin; y el
medio habitual que usan a la hora de ir al colegio:
(Agradecemos la imagen propuesta a "ods-ciberesp.org")
Por último y para concluir este apartado; señalaremos
que algunas de las iniciativas o estrategias de interés a llevar a cabo,
para que los chicos y chicas sean más activos y activas en la escuela; serán
las siguientes:
A. Sensibilizar a las familias y el profesorado de la importancia de que niños y niñas sean suficientemente activos a
diario por los efectos beneficiosos de la actividad física sobre su salud y su desarrollo,
de forma que estos adultos reaccionen positivamente hacia la actividad física
de niños y niñas.
B. Ampliar horarios en que
los espacios deportivos puedan ser utilizados al finalizar las actividades escolares
o durante los fines de semana. El coste de las instalaciones y sus
equipamientos deportivos suele ser alto por lo que se debería buscar la mayor
rentabilidad de uso posible.
C. Promover el transporte activo al centro caminando, en bicicleta etc., eliminando aquellas barreras que
lo dificultan (por ejemplo, la necesidad de transportar pesadas mochilas o la
ausencia de aparcamientos para bicicletas).
D. Fomentar durante el recreo y el horario de comedor las actividades físicas, y así mismo facilitar el uso de las
instalaciones deportivas de interior (gimnasio, pistas polideportivas
cubiertas) también durante estos periodos de tiempo.
E. Promover un programa de actividades complementarias
dentro de la programación orientadas al fomento de
la actividad física.
F. Promover un programa de actividades físicas
extraescolares que dé oportunidades a todos los escolares
(incluidas las chicas, los escolares menos habilidosos y los que poseen algún
tipo de discapacidad).
G. Restringir las actividades sedentarias que los escolares pueden realizar en el tiempo que permanecen en el
colegio es una forma indirecta pero que se ha mostrado efectiva para
incrementar la actividad física. No permitir el uso de los juegos electrónicos
y videojuegos mientras niños y niñas permanecen en la escuela tiene también
efectos sobre los niveles de actividad.
De este modo y de acuerdo a todo lo comentado; para despedirnos hoy, deseamos dejaros contestándoos a vosotros mismos a una importante cuestión sobre la cual creemos que todo docente debería reflexionar hoy día, por el bien de sus alumnos...
¿CONSIDERÁIS VUESTRO CENTRO ESCOLAR, UNA "ESCUELA ACTIVA"?
¡ESPERAMOS VUESTRAS RESPUESTAS, ESTIMADOS AMIGOS!
¡UN FUERTE ABRAZO!
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