¡Hola estimados Amigos! Hace un tiempo y desde "Move It!", os hablábamos de la importancia que existía en el hecho de que nuestros niños y jóvenes realicen "Actividad Física", y de los beneficios que aportaba a los mismos el hecho de incorporarla a su rutina diaria. De este modo; igualmente referíamos que entre las clasificaciones que existían para estos beneficios, el "Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad" nos proponía tres categorías para su división (sobre lo cual podréis encontrar más información en su página oficial, "www.msssi.gob.es"); centrándonos en el análisis de una de ellas ("Los beneficios físicos, mentales y sociales para la salud durante la infancia; de la realización de actividad física").
Pues bien; en esta nueva ocasión analizaremos la segunda de dichas categorías de beneficios (como entonces os prometíamos en nuestro querido blog), que esta vez englobará a "Los beneficios para la salud derivados de la actividad física en la infancia y adolescencia, que son transferidos a la vida como adultos":
Cabe destacar que diversos estudios han constatado que la obesidad en la
infancia se puede mantener hasta la edad adulta; y de hecho, el riesgo de
obesidad en la edad adulta es al menos dos veces más elevado en niños y niñas
obesos que en aquellos no obesos. Por esta razón, la actividad física durante
la infancia parece generar una protección frente a la obesidad en etapas
posteriores de la vida, considerando igualmente el hecho de que las personas
adultas que fueron obesas en la infancia presentan una salud peor y unos índices
de mortalidad más elevados que aquellas que no fueron obesas en su infancia. Y
es que, al mantener una condición física aeróbica en la infancia, la actividad
física durante la niñez reduce el riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares en la edad adulta.
En segundo lugar; debemos resaltar que durante los años de crecimiento (y en especial, durante la
adolescencia), los chicos y las chicas desarrollan rápidamente la densidad
mineral de sus huesos; un hecho importante, puesto que el desarrollo de tanta
masa ósea como sea posible durante la infancia y la adolescencia, reduce las
probabilidades de pérdidas excesivas de masa ósea en etapas posteriores de la
vida (conocidas como osteoporosis). Así; se ha demostrado claramente que las actividades
físicas durante la pubertad temprana, en especial las actividades de fuerza
muscular (cargas de peso que tensionan en mayor medida los huesos); pueden
servir para lograr una mayor masa ósea que constituya una protección frente a
la osteoporosis en la tercera edad. Entre los ejemplos de actividades
beneficiosas, se incluyen las de impacto osteoarticular y fuerza muscular en
las que soportamos nuestro propio peso corporal; como por ejemplo, los saltos,
el baile, el aeróbic, la gimnasia, el voleibol, el balonmano, los deportes de
raqueta, el fútbol o la bicicleta de montaña; debiendo subrayar que las
actividades de bajo impacto como la natación no resultan eficaces a la hora de
promover mejoras en la masa ósea. Por otro lado y teniendo en cuenta que la
masa ósea máxima se alcanza a la edad de 20-30 años, podemos indicar que los esfuerzos
por mejorarla se deben centrar en la infancia y la adolescencia.
Por todo ello, no debemos olvidar que la mejor actuación, es la prevención; educando en hábitos activos y saludables; siendo nosotros como docentes, una pieza clave para lograrlo... ¡NO DEJES PARA MAÑANA, LO QUE PUEDES HACER HOY... Y LAMENTAR PASADO MAÑANA!
(Agradecemos la imagen propuesta a "www.gentiuno.com")
MEDITEMOS SOBRE ELLO, AMIGOS... ¡MUY PRONTO OS DESCUBRIREMOS LA ÚLTIMA DE ESTAS CATEGORÍAS!
¡UN ABRAZO!
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